22 mayo 2006

Feliz cumple, ma

Corro y sin embargo siento que nunca voy a alcanzarte en algún aspecto.
Tengo tu voz grabada en mis más profundos recovecos. Negri.... negritaaaa, y ella se acercaba despacito –eso decías cuando me leías el cuento de la Gatita, ese que sabía de memoria y te descubría cuando salteabas alguna parte. Se que ahora no soportaría que me leyeras uno, no, no me causa ternura eso ahora. Pero sí tener estos recuerdos. Me diste tantas cosas...
Fuiste contradictoria muchas veces, querías que fuera libre, suelta, que hiciera lo que más quisiera y sintiera, pero reconocé que a veces te costaba dejarme ir. La nena. Mis primeras vacaciones con mi novio, mi primera salida (esa no te la conté) hasta bien tarde, los recitales... pero debo admitir que, a pesar de todo esto, siempre me apoyaste. Soy libre, ma (gracias a vos).
Cuando fui feliz, cuando me equivoqué, cuando lloraba sin consuelo, cuando me enamoré de aquel impredecible hombre, cuando quise dejar la facu, ahí estabas. Nada te importó más que yo fuera feliz. Valés millones de palabras y mucho más que el oro.
Vení, sentémosnos que quiero hablarte –me dijiste un día. Y te costó empezar, te costó hablarme de mujer a mujer. Y sabés qué? No hacía falta tantas explicaciones, se te notaba en los ojos lo que ibas a decir. Se te nota todavía, en el ceño fruncido, en la sonrisa, en la astucia de la cejas todo lo que sentís.
Si, sos hincha pelotas a veces. Quién no? Por suerte no sos icewoman y te pasan estas cosas...
Miles de errores y gags podríamos escribir juntas, pasaros inestables veranos y tormentas eléctricas invernales sobre nuestras vidas y sin embargo siempre estás entera y de pie. Qué te puedo decir? Sos re mamá. Mi mamá.

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