27 julio 2007

Al queso queso

sabemos que -o creemos- lo que algunos escriben trasciende el papel y la tinta para amarrarse al lector o al espectador, sea donde fuere que el texto cobre vida. O interpretación, Su Majestad la Reina, después de todo.

trato de no perder el contexto, lo sé, pero a veces la tentación es... eso. algo tan rico. me costó un poco concentrarme en mi afán de convertirme en sommelier cuando lo que leía era a una mina diciendo "de piel sonrosada y algo rugosa, totalmente comestible que cobija un interior suave y sabroso, un clásico italiano joven de sazón temprana; con algunos veteados grises a medida que avanza su maduración. Los golosos querrán comerlo así, viril e intenso.
El tallegio, un queso
..."

y después que me vengan a decir que la comida no los excita, eh.

24 julio 2007

Umbral

Ya casi sin inercia
pero sabiendo aún que tengo que dar todo de mi,
temo que el tiempo me decapite
pero entiendo que es necesario caminar cada paso,
(para adelante)
con el asombro de aquél primero.
De pronto fue imaginarse poner los esquíes bien juntos,
sentir el viento helado con sol y
teniendo toda la montaña para deslizarse,
.
.
.
aguardar un instante.

Lo que pasa es que me escuché diciéndote que
quiero alcanzar el umbral* del resto de los días que vendrán.
Y me sorprendí.


*y pareciera que no llego que cuesta que me estiro que se aleja -pero no, ahí está-.

20 julio 2007

En el beso

Creo que hoy (diecisiete de algún mes) podría contar cómo pasó, pero lo cierto es que el relato nace de sospechas, de conjeturas basadas en los sentidos que luego transformo en visos de verdad.
¿Lo resumo en algo preciso sin por eso parecer algo breve o escueto? Fue una noche de buenas miradas. Esas casi-que-llegan-a-ser-miradas, no por eso incompletas, no no... son miradas alargaaadas. Perfectas.

Una noche de otoño algo fresca y tibia a la vez, mientras él estaba con la mirada perdida en un punto, levanto la vista y me detengo en sus labios. Un rojo perfecto que me hablaba -recordando minutos atrás- con un acento lleno de relieves, labios apasionadamente tiernos que empiezo a recorrer y bordeo como queriendo dibujarlos con las yemas de mis dedos, tal vez parezcan tímidas -pienso- por ser la primera noche y zás, me mira e instantáneamente le quito mis ojos de encima. Abrazados, con mi mano en su bolsillo de atrás -creo que en ese momento se dio cuenta de mucho-, cruzamos la calle y siento un esbozo de sonrisa que me acariciaba pero que no miro. Y ahí queda.
Poco después siento un calor aguardando en la base de mi cuello que pasa al brillo del hombro, que me invade... y llega la vibración de sus labios a mi oído que me baja por la nuca hasta el tobillo -cuánto deseo que fuera su lengua- y me doy vuelta; cruzamos las miradas, esas que te hacen sentir desinhibidos pero misteriosos, empiezo a reír, sus ojos rozan mi pelo, suben... y bajan buscándome, yo sólo me río y sigo el paso. Un desencuentro cómplice, de aire pesado y cálido pero enteramente ya, nuestro.
Ese es el momento en que querés morir en el beso que viene, beso de rendición -la mía-, querés una noche que dure años (luz?), querés el final pero deseás cámara lenta de cada instante.


get closer /!/

17 julio 2007

Santiago tiene un microcosmos que encanta...

y
una tabla de quesos. Queso amarillo y otros más blancos. La hueá en triángulos y tiras. Queso y vino. Vino en copas grandes, si. Queso philadelphia con encanto por arriba, especialidad de la casa dicen. Limón, limones, queso y pisco. Cerveza y jamón serrano, muchas risas pero esta vez sin queso. Santiago helado, de noche y jazz. La cordillera nevada a los pies... soñada. Feliz po'. En la cocina vos manteca y yo queso, manteca, queso, manteca, queso, manteca, queso, manteca -mierda, se me resbala. Qué risa y qué rico. Limón, pisco, más limón, esta vez sin clara de huevo -oia, se terminó la botella...

... y uno o dos días antes ella, esperándome del otro lado de las puertas de vidrio, apaga el pucho y se da vuelta hacia mi justo cuando iba a sorprenderla.

10 julio 2007

Lado

Me acuerdo cuando una vez me preguntó y no te resulta grande tu cama para vos? Como si en ese entonces él ya supiera que hoy giro y giro ocupando su lado cuando se va.

04 julio 2007

¿en qué estás pensando?

Y no va que en el instante siguiente a decirla quisiera amatambrarme los labios con el piolín más cercano.
Porque ¿en qué estás pensando? aparece justo en un momento inoportuno.
Interrumpe ese silencio de estar tirado en la cama mirando el techo con una idea aún sin forma. Ese silencio que orquesta el estar recostados al sol tibio de un invierno. O el que acompaña a leer el diario, de atrás para adelante, y colgarte de las montañas de la letra m para irte hasta la estratósfera...
Esa pregunta rebasa y ni siquiera sé si quiere la respuesta que viene a continuación. Sale con la espada desenfundada cortando el aire tenue.
Queda la sensación como si ella quisiera meterse en la cabeza entrando por el ojo izquierdo y con la punta filosa hojear cada recoveco del cerebro como buscando una palabra en el diccionario. Y no. No...

No, porque en realidad no tiene que ver con eso sino con un: me estás pisando el pie, me aprieta, vamos?, cambiemos de posición, esta complicidad del silencio me gusta o algo así...