12 mayo 2006

Intitulado: menos serio todavía. O no.

Todas las cosas que dije este año. Fueron muchas.
A veces sería bueno poder creer en algo más que todos nosotros. En algo que tuerza la balanza para mi lado. O destorcer lo torcido... no, en realidad me gusta así, sin aflojar ninguna vuelta hacia ninguna parte contraria. No hay parte contraria.

Entonces, yendo a lo importante, que es qué hago en esos momentos en que tenemos la cara seria, de culo, triste, las persianas del alma cerradas o la de no te metas conmigo.
Om shanti. Om shanti.

Supongamos que tenía esa cara, sabía que mi mirada estaba en la lejanía. Entonces, ponía mi mesita petisa roja en el medio del cuarto, música en el tocadiscos velocidad 33 rpm, agarraba cerámica fría (siempre tuve stock, era fan, si si) y modelaba algo, lo deshacía, lo volvía a modelar, lo miraba, lo fundía en mis manos, lo hacía otra vez más hasta que por fin tenía sentido.
A veces modelaba de parada en la habitación, caminando, iba dejando como Hansel pedacitos por ahí en el piso...
Vic?!?!?!? –se escuchaba. Qué, ma? –respondía. Estuviste jugando con cerámicaaaa?

Hoy? corro los pocos muebles que tengo y los que son movibles, claro. Pongo música volumen max, salto un poco, de pronto me veo reflejada en el ventanal, soy como un resorte, bailo, no paro, para un lado, otro, giro en círculos (a veces)... y sigo, me-muevo-bailando, transpiro... la seriedad voló.
Después me zambullo y las manos escriben, modelan y dibujan. Garabatos.

3 comentarios:

cuti dijo...

Me alegro de conocer la historia completa. Bah, más o menos. Falta la parte del gato que mira.

atandocabos dijo...

El gato es un personaje. Sin duda, y no sabe lo grande que está. Y sabe ud., que hablar de gatos no es fácil. Se presta a cierta mal interpretación, ya que vivimos juntos. Y además, lo mantengo.

Lo que le puedo decir es que no se presta a ciertos arranques de bailes resorteristiquiles.
En síntesis, a veces, no es fiestero.

cuti dijo...

Un gato fiestero: eso sí sería una novedad. Al menos en el sentido al que nos referimos con la palabra "gato".